
Si bien en los últimos años ha sido desplazada por 
              las lipoaspiraciones o aumentos mamarios en cuanto a frecuencia, 
              la rinoplastia siempre ha sido como la cirugía emblemática 
              de nuestra especialidad. Los motivos que conllevan al paciente a 
              modificar la apariencia de su nariz son variados, sea para disminuir 
              el tamaño, como consecuencia de un traumatismo, por trastornos 
              ventilatorios etc., razones que deberán ser adecuadamente 
              pesquisadas por el cirujano a fin de comprender las expectativas 
              sobre este procedimiento. De la adecuada comunicación entre 
              el paciente y el cirujano surgirá sin duda un resultado favorable, 
              teniendo en cuenta que la elección recaiga sobre un profesional 
              calificado. 
            
Del exámen clínico tanto externo como interno (se 
              trata de mejorar la forma, manteniendo o mejorando la función 
              ventilatoria) surgirá la estrategia a realizarse. Lo mas 
              común es efectuar la operación mediante incisiones 
              emplazadas dentro de las fosas nasales, por lo que las mismas resultan 
              invisibles al observador. Otra alternativa que cada vez cobra mas 
              popularidad es la rinoplastia abierta, que añade una pequeña 
              incisión a nivel de la columela, que generalmente evoluciona 
              de manera inconspicua y que permite un nivel de precisión 
              mayor en los resultados obtenidos. 
            
Es factible utilizar distintos tipos de anestesia que serán 
              discutidos de acuerdo al tipo de paciente y experiencia del cirujano. 
              Dado que al finalizar la operación hay bastante edema, una 
              inmovilización con algún tipo de vendaje es empleada, 
              generalmente por espacio de una semana. Si bien se observan cambios 
              en forma temprana, los resultados comienzan a visualizarse a partir 
              del mes, pudiendo considerarse como definitivos a partir de los 
              6 meses en adelante. En ocasiones, se puede observar en el periódo 
              postoperatorio algún tipo de irregularidad que no fue notada 
              durante la cirugía por el grado de edema que se genera en 
              esta, y que puede requerir algún tipo de corrección 
              menor, preferentemente después de los 6 meses. Es posible 
              una rápida reinserción social y laboral, no aconsejándose 
              grandes esfuerzos o deportes antes del mes de la operación
            
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